Uno de los retos actuales es la plena incorporación de la mujer en la hostelería, en todos los ámbitos de la restauración. Desde la gerencia a la barra, pasando por la cocina y la sala.
La heterogeneidad del sector de la restauración y sus muchas salidas profesionales lo hacen atractivo para todas las personas. Un trabajo sacrificado, sin duda, aunque satisfactorio. Después de la plena incorporación de la mujer al mercado laboral, es hora de que tomen el control de sus propias carreras profesionales en aquellos puestos que más se ajustan a sus perfiles.
A pesar de su lucha constante, las mujeres se han hecho un hueco en el sector de la restauración. Ya no solo son cocineras en la sombra o ayudantes sino que ocupan puestos de gestión y dirección. Primera línea.
Ahí se encuentran los ejemplos de Andrea Martos en el restaurante Beluga, junto al chef Diego René. Un proyecto que lanzaron juntos en el que ella ejerce de jefa de sala.
También han conseguido las mujeres hacerse con la cocina. Es el caso de éxito de Irene Garrido en KGB Málaga. Después de pasar por restaurantes de México regentados por su familia, regresó a la Costa del Sol, resultando todo un éxito.
Y es que las mujeres ya son el 51,6% de los trabajadores en el sector de la hostelería y la restauración. Una cifra considerable para continuar avanzando en responsabilidades dentro de un sector que tradicionalmente se ha considerado de hombres pero que a día de hoy tiene a mujeres como referentes en la profesionalización y el emprendimiento de nuevos negocios.
Sin duda, la formación de nuevos perfiles y el acceso de nuevos recursos han sido claves para la plena incorporación de la mujer en la hostelería y en las responsabilidades en la gestión y dirección en restauración.
